El Centro PEN Uruguay entrevistó al poeta y activista cubano Ariel Maceo Téllez (1986), en ocasión a la conmemoración del primer aniversario de las protestas sociales del 11 de julio de 2021 en Cuba.
Redacción PEN Uruguay
11 de julio, 2022.
Durante 63 años la “revolución cubana” ha puesto en contradicción al mundo. Pese a la acumulación de evidencias, por más de seis décadas, muchas democracias aún no se atreven a calificar, en toda su dimensión, al régimen cubano como una dictadura totalitaria y agresiva.
Hay quienes la justifican en nombre de una supuesta “resistencia anti imperialista” casi que “heróica”. Otros la defienden a medias tintas, denominándola, eufemísticamente, como “una democracia diferente”. Sin embargo, las verdaderas democracias saben responder a ciertas preguntas conceptuales básicas que son las que les permiten ser denominadas como tales.
De modo que, no sería descabellado preguntarle al Gobierno cubano ¿Por qué no hay alternancia en el poder? ¿Por qué no se permite una plena libertad de expresión? ¿Por qué no se permite la libre asociación de los cubanos?
Pero la pregunta que actualmente ha puesto en tela de juicio la imagen y el discurso del régimen es ¿Por qué no se permite el derecho a la protesta abierta, pacífica y libre en las calles? Pues cuando la población cubana se manifestó de manera masiva durante un breve estallido social ocurrido entre el 11 y el 17 de julio de 2021, el Gobierno presidido por Miguel Díaz-Canel respondió con una represión armada que encarceló a más de 1400 personas que, hasta el día de hoy, enfrentan juicios con exorbitantes penas de hasta casi 30 años por supuestos delitos de sedición, desorden público, entre otros.
La revolución cubana despertó una admiración casi unánime en el mundo desde 1959, pero más que la «revolución» en sí como proceso social, quien despertó esa admiración fue la imponente presencia de un hombre de 1.91 metros, vestido de verde olivo, de una tupida barba y una penetrante voz que con un encandilado discurso fue capaz de distorsionar la historia a su favor. Grandes mayorías cayeron rendidas a sus pies. Intelectuales, políticos, hombres, mujeres, niños y ancianos. Todos rendidos ante la impresionante figura de Fidel Castro, quien aprovechó de manera oportunista los errores y vejámenes del mundo libre y en especial de Estados Unidos para despertar pasiones de una supuesta “dignidad latinoamericana”.
A un año de la conmemoración del 11J, PEN Uruguay se contactó con el joven escritor, artista y activista cubano Ariel Maceo Téllez, quien nos brindó una entrevista desde Cuba, donde vive actualmente. De modo que le consultamos si quería que mantuviésemos su nombre en el anonimato para esta nota: claramente nos dijo que: “no tengo problemas conque se use mi nombre real”.
Así que, sin mayores dilaciones, procedimos a preguntarle:
PEN Uruguay: ¿Por qué consideras que aún existen actores políticos, ciudadanos comunes y hasta gobiernos que se dicen democráticos y que ven en Cuba un ejemplo de autodeterminación, dignidad y resistencia al “imperialismo” estadounidense?
Ariel Maceo Téllez: Esa percepción está basada en las mentiras que repitió una y otra vez el tirano Fidel Castro, y la gente, lamentablemente, se las tragó. Con esa oración lo digo todo. Pero igual la voy a argumentar.
Imaginen por un segundo un pueblo enojado y oprimido que fue liberado de una dictadura militar por un ejército de rebeldes, comandado por un joven abogado de 33 años (saluditos Boric). Esos jóvenes venían con un plan en el que todos estaban de acuerdo para retornar al camino de la democracia, restituir la Constitución de 1940, restablecer los derechos políticos y convocar elecciones libres. Pero como el pueblo estaba enojadito, el joven de 33 años dijo que esta era una nueva revolución, una nueva era, y decidió que nada de lo pactado en la carta de la Sierra Maestra, iba a suceder. Y el pueblo endulzado por las palabras de uno de los seres más perversos de toda la humanidad, lo aplaudió eufórico. Ya todos saben cómo terminó esa historia.
Esa es la soberanía y la autodeterminación de los pueblos que tanto admiran y aplauden actores internacionales a los que les gusta disfrutar de Varadero, un buen habano y una mulata preciosa. El chiste es macabro y se cuenta solo.
PU: como artista, automáticamente eres blanco del gobierno, ¿Cómo has logrado no ser encarcelado por tu trabajo como creador y activista crítico al régimen?
AMT: La verdad es muy duro. La represión política es algo muy serio y debería ser prohibida, combatida, denunciada por cada país democrático y que respete los derechos humanos. Es algo que no puede suceder bajo ninguna circunstancia. Partiendo de ahí mi experiencia personal se remonta a la pelea junto a otros jóvenes artistas exigiendo nuestros derechos culturales y derechos humanos. Desde el primer momento que en Cuba uno dice «esta boca es mía», ya tu eres disidente y aunque no lo sabes en ese momento, ya hay todo un aparato represivo bien provisto para destruirte. Y cuando digo destruirte también se remonta a lo físico, porque los muertos sobran y a mí en lo particular me lanzaron un auto encima una madrugada llegando a mi casa luego de salir de una reunión con los miembros de Demóngeles y artistas opositores como Luis Dener y Abu Duyanah.
Se necesita mucha paciencia, mucha comprensión por parte de tu familia y amigos. Hasta tus vecinos se involucran, porque la represión llega de disímiles maneras, y si de momento, se aparece una patrulla con policías y agentes de la Seguridad del Estado (policía política de Cuba) a arrestarte en tu propia casa, tus vecinos se asustan creyendo que todos estos años han convivido con un delincuente, cuando la realidad es otra muy distinta.
Llegado a ese punto en el que ya no recuerdas cuantos interrogatorios has sufrido, en el que te montan guardia operativa para que no salgas de casa, en el que te siguen en la calle, en el que te amenazan de muerte o llaman a tu madre para asustarla, en el que te niegan la salida del país como me hicieron a mí el año pasado, siendo esta ya una de las últimas medidas que usa el régimen y que uno bien sabe que lo que sigue es la cárcel. Lo que me ha salvado de todo eso es la literatura, mi familia, mis amigos cercanos, mi novia, las pastillas para el estrés (En Cuba no las venden), el fútbol, bueno, el fútbol entre comillas, porque la guerra del régimen contra ese deporte es abierta y a todos los niveles. Vamos para dos meses sin que transmitan algún partido.
El arte ha sido una pieza fundamental en mi defensa contra el poder. El arte, la poesía, la verdad y los principios sin caer en el heroísmo, me han salvado. Y dejo claro que esto es una guerra y hay que pelear por ti, por los tuyos, por todos.
PU: a un año del 11J ¿Puedes explicarnos cuál ha sido el impacto que tuvo o sigue teniendo esta rebelión civil dentro del país?
AMT: El impacto del estallido social que hubo en Cuba el 11 de julio del 2021, y que se expandió por casi todas las provincias y se sostuvo durante varios días, estará vigente en la Cuba actual y en la Cuba del futuro. Las manifestaciones fueron tan grandes que llegaron para quedarse en el imaginario popular y convertirse desde ya, en fecha conmemorativa, aunque el régimen a través de la apariencia, intente negarlo todo.
Y es que las manifestaciones se dieron en un momento exacto en el que el país estaba sufriendo una crisis sanitaria, económica y también política. Hay muchas personas que creen, cayendo a su vez en el discurso del régimen, que las manifestaciones populares se dieron a raíz de que se hiciera tendencia el llamado de emergencia a través de la etiqueta #SOSCuba. Pero no, ese fue el plus, la guinda del pastel. El estallido comenzó a cocinarse desde años anteriores, teniendo su punto de ebullición en la campaña en la que un grupito de artistas le hizo frente al decreto o ley 349, y que tuvo su punto álgido durante el acuartelamiento de San Isidro y luego con la protesta del 27 de noviembre frente al Ministerio de Cultura, y luego otra protesta, en abril, en medio de la Habana Vieja. Ojo, todos estos fueron acontecimientos correlacionados al Movimiento San Isidro, quien a su vez se articuló en protestas con opositores de años pasados y del exilio. Fue una cadena.
Justo hoy, 10 de julio (fecha en que Ariel respondió a esta entrevista), a un día de cumplir el primer aniversario del estallido social más grande que ha habido en Cuba, el régimen ha desatado la represión y organizó ejercicios militares para generar terror entre la ciudadanía.
La mejor manera de medir el impacto de las protestas en Cuba, está en seguir los pasos que da el régimen como respuesta, y la respuesta está en decir que las protestas fueron un intento de golpe de Estado cuando en realidad ningún alto funcionario de la dictadura participó en ellas o se pronunció a favor en las redes sociales. Así de grande fue y es la cosa a día de hoy.
PU: luego de las protestas, el régimen no ha escatimado en castigar con severas sentencias judiciales a casi más de mil presos políticos: ¿en qué ha cambiado la política represiva del Gobierno desde el 11J?
AMT: El ambiente es de terror, no se puede decir de otra manera: el pueblo cubano tiene un miedo atroz. Ojo, esto no es culpa del pueblo cubano, sino de la maquinaria represiva que ha mantenido al régimen militar durante estos 60 años. Recordar que el gobierno vigente, por sonar, respetuoso, llegó al poder a través de la lucha armada y así se mantuvieron. Hay personas que al día de hoy, recuerdan los disparos de ejecución que sonaban en la fortaleza de la Cabaña cuando el tirano de Fidel Castro dio la orden de fusilarlos a todos. Y en esos fusilamientos cayeron los esbirros de Batista y también los jóvenes rebeldes que entendieron muy rápido que solo cambiaron a un dictador por otro, y que el hilo democrático no iba a ser restablecido. El miedo del cubano viene desde esa época y llega hasta los días de hoy, donde una persona X tiene terror a dar un simple like a una publicación que denuncie a la dictadura en la red social de Facebook.
Ese es el ambiente de Cuba, de terror continuo y, por suerte, de rebeldía contenida. El pueblo cubano es tan valiente como los pueblos de América. Recordar de forma breve que nuestros aborígenes les hicieron frente a los conquistadores, y los criollos a los ingleses, y los mambises a la colonia española, y al dictador y general del ejército Gerardo Machado, y luego al dictador Fulgencio Batista hasta derrocarlo a través de la lucha armada y todo no terminó ahí.
Fidel Castro instauró su dictadura comunista y cubanos valientes armaron la brigada 2506 para liberar a Cuba en Bahía de Cochinos, y luego la guerra civil en el Escambray. Otra manifestación donde más de 10 000 cubanos entraron a la embajada de Perú y otra manifestación grande que llamaron «el Maleconazo» en el 1994. Sí, a pesar del terror, del adoctrinamiento y el miedo, el pueblo cubano no ha dejado de pelear por sus derechos. Por ahora, la gente aguarda, vigilando a su presa.
PU: ¿Logró el régimen desarticular las aspiraciones de la sociedad civil de una apertura democrática dentro de la isla? ¿Avisoras la eventual existencia de grupos, organizaciones, artistas, movimientos regionales, grupos políticos que sigan presionando al régimen en el corto y mediano plazo para una apertura democrática?
AMT: Para nada, la sociedad civil cubana está vivita y coleando. ¡Ya quisiera el régimen! Pero no, ellos tienen límites y trabajan al margen de ellos. Y si bien el año pasado lograron desarticular a varios movimientos metiendo preso a algunos de sus principales actores, y exiliando a muchos otros, la rebeldía sigue y renace.
Esto no es nuevo, el régimen es comunista y actúa de manual porque esa gente es cuadrada, y ya en décadas anteriores también tuvieron rebeliones, y la misma olla con presión siempre ha estado ahí, y lograron salir del atolladero a golpe de represión, brindando algunas migajas económicas o a través de los famosos éxodos migratorios, que ya este año 2022 cruzó su pico histórico sumando más de 140 000 cubanos que llegaron a otro país, su mayoría a los Estados Unidos; convirtiéndose en el éxodo más grande que ha habido en Cuba, dejando atrás al del Mariel.
Partiendo de ahí es imposible para la dictadura castrista lograr el control absoluto de la sociedad civil. Es cierto que somos esclavos del sistema por disímiles razones, pero principalmente porque somos una isla rodeada de mar. A pesar de eso, siempre hay un cubano, una cubana que despierta, que encuentra la falla y logra salir de la Matrix. Contra este fenómeno el régimen por más que vigile no puede.
A ellos solo les queda la mitad de un pueblo, la más envejecida por supuesto, y el poderío militar claro está. En las protestas de julio pasado se vió como desataron una violencia sin piedad en contra de una población que se manifestó de forma pacífica. Porque las protestas fueron pacíficas, hasta que Miguel Díaz Canel, el dictador en funciones, dió la orden de combate.
Es como dice mi hermano el poeta Abu Duyanah: “el régimen no nos ha masacrado porque no les hemos dado motivo”. Pero a pesar de esa sensación amarga, el pueblo cubano sigue despertando, entendiendo que si la protesta no puede ser en las calles puede ser en las redes sociales, un terreno donde el régimen perdió la batalla ideológica desde el mismo momento en que permitieron el uso de datos móviles allá por el 2018.
English, français, português
«In 6 months of 2022, a historical peak of 140,000 Cubans left for another country.»
«En 6 mois de 2022, un pic historique de 140 000 Cubains est parti pour un autre pays.»
«Em 6 meses de 2022, um pico histórico de 140.000 cubanos partiu para outro país.»