
PEN Uruguay le preguntó a la escritora Gioconda Belli ¿Por qué el pueblo nicaragüense dejó el camino de la democracia y volvió a elegir a Daniel Ortega en 2006?


Redacción PEN Uruguay
5 de julio, 2022.
Quien ha leido a Gioconda Belli se sumerge en una literatura de un exuberante erotismo tropical, donde uno ve mujeres con senos como volcanes y a hombres con anchas espaldas como extensas praderas. Gioconda, sin duda, es la escritora más universal de Nicaragua. Apasionada revolucionaria, sandinista y enamorada de su país. En síntesis, como dijo la BBC, es «una de las voces más sensuales y contestatarias de la literatura latinoamericana». Además, fue una de las voces con más prestigio y credibilidad con las que contó la Revolución Popular Sandinista.
“No pasarán amor, los venceremos.” escribió la poeta cuando se presumía de una posible intervención de Estados Unidos en Nicaragua. Pero la intervención antisandinista nunca se dio; y más bien, fueron los mismos nicaragüenses quienes derrotaron en unas elecciones al FSLN en 1990 para emprender un proceso democrático y republicano.
A partir de entonces, se esperaba que el FSLN se convirtiera en un partido más democrático, pero las ambiciones autocráticas de Ortega se dispararon a tal nivel que en 1995 ya había «expulsado» de la organización a sus cuadros más moderados como Sergio Ramírez y otros, e inclusive a la misma Gioconda Belli. En la actualidad, el partido sandinista no es más que un cascarón que refugia al orteguismo-murillismo (una especie de neo somocismo) quienes a ultranza, manosean unos ideales en su beneficio, tergiversando todo en lo que Belli y cientos de miles de nicaragüenses creyeron.
Pero retornando a la pregunta de cómo Daniel Ortega logró volver a ser Presidente, Gioconda nos aclaró que en realidad, en esas elecciones de 2006, “la mayoría de nicaragüenses votó contra Ortega”. Según Belli, “el 62% de la población dividió su votó entre dos partidos liberales. Ortega ganó con el 38% gracias a un pacto que había hecho con el Partido Liberal en el poder. A cambio de garantizar la libertad del presidente de ese partido que estaba acusado de corrupción”.
La trama para volver al poder
El presidente de ese partido que menciona Belli, fue Presidente de Nicaragua en el período 1997-2001. Se llama Arnoldo Alemán y fue acusado por corrupcíon por su mismo vicepresidente, el ingeniero Enrique Bolaños, cuando éste ganó las elecciones de 2001 para gobernar hasta el 2006. Alemán y Ortega habían realizado un pacto en 1998 donde Ortega logró colocar magistrados afines a él en la Corte Suprema de Justicia y en el Consejo Supremo Electoral. El objetivo de Ortega era tener mayor representatividad en los poderes del Estado.
El ingeniero Bolaños asumió el Ejecutivo nicaragüense en enero de 2002 y de inmediato movió el engranaje del Poder Judicial para abrir causas por corrupción contra el ex presidente Alemán. La cruzada de don Enrique fue de excelente servicio para Ortega quien ya tenía jueces y magistrados fieles en el sistema de justicia. Así que podríamos entender que Ortega se adelantó en el tiempo, pues con Alemán condenado a prisión, el caudillo sandinista tenía como rehén al caudillo liberal que mandoneaba a la otra mitad de los magistrados del Poder Electoral.
Por ello es que Gioconda Belli nos explica que “Ortega logró una reforma electoral para que se rebajara el % requerido para ganar en primera vuelta del 45 al 35%. Este pacto dividió a los liberales. Así ganó Ortega; arreglándose con corruptos y sembrando división”.
Era necesario aclarar a nuestros lectores los ardides que utilizó Ortega para llegar nuevamente a la presidencia y no culpar fácilmente a los nicaragüenses de ingenuos.
Cuando estallaron las protestas sociales de 2018, el regimen se radicalizó a tal punto que ahora lo que existe en Nicaragua es un estado policial de facto, que ha asesinado a 355 manifestantes según la CIDH y que ha encarcelado a casi doscientos opositores de relevancia política y mantiene bajo la bota cualquier atisbo de rebelión ciudadana. Las etapas de la represión han sido varias, y una de ellas es el cierre de organizaciones civiles de diversas índoles como la Academia Nicaragüense de la Lengua.
Una Academia casi centenaria
En 2028, la Academia Nicarguense de la Lengua cumpliría 100 años de fundada. En su escudo se representa “el encuentro entre el capitán de conquista Gil González Dávila y el cacique Nicaragua” como una síntesis “del diálogo entre dos culturas, de cuya fusión surgiría el mestizaje de Nicaragua”.
El lema de escudo fue tomado de «Salutación del optimista» de Rubén Darío: «En espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua». Ese anhelo de unidad en la lengua fue borrado de un plumazo por el régimen, pero para Belli ese proceder «ni siquiera tiene un plan macabro para separar a Nicaragua del español”; pues simplemente, según la poeta «cierran la Academia en una ola de cierres de instituciones independientes que dan variados servicios a la población y que representan el espacio de acción y libertad de la sociedad civil en el país”. Entonces, ¿qué hay detrás de esta situación?
Para ello hay que repasar un poco las motivaciones de esta singular pareja que convive con:
Una inquina insoportable

La situación actual de Nicaragua no sólo debe interpretarse a la luz de la simple política; y, menos aún, adjudicarla a una confrontación de carácter ideológico. Esta historia de gresca novelera, urde también desde lo personal. Está envuelta en la ira de una pareja traumada por la pérdida del poder. Del lado de Ortega, cuando insospechadamente lo perdió ese 25 de febrero de 1990; y por el de Murillo, por ser «en los años 80 bastante ignorada. Una figura menor a quien Ortega no tomaba mucho en cuenta», según el periodista Fabián Medina, autor del libro “El preso 198”. Una biografía no autorizada sobre Daniel Ortega.
Pero Murillo, la díscola, la excéntrica, la que quiso ser poeta; para rematar, también fue ignorada por el selecto círculo intelectual de Ernesto Cardenal, de Sergio Ramírez, de Gioconda Belli, de Claribel Alegría y otros reconocidos escritores nicaragüenses.
El presagio de una masacre
Rosario es conocida por soberbia. No admite contradicciones y actua por cuenta propia. En 2018, se le acusa de ser la autora de la operación “Vamos con todo”, donde fueron asesinados 355 manifestantes. Sin embargo, es curioso como en un misterioso poema que escribió en los años 70 pareciera presagiar un terror venido de un pecado del futuro. El augurio dice así:
Tengo miedo y no sé cómo decirlo
¡Estoy desprotegida!
Hay una interminable fila de hormigas
que me queda viendo
a punto de acusarme de algún crimen
empujándome para caer
enredándome mis piernas ya enredadas
gozándose de mi silencio, de mis tantas preguntas,
imaginándome en el suelo
hormiguitas, pequeñitas, mínimas
mediocritas, chiquititas, ínfimas,
pobrecitas hormiguitas íngrimas
buscando como subir la escalera.
La carrera de Murillo hacia la cúspide del poder fue infructuasa durante decadas. Fue antipopular dentro y fuera del partido. Su fama de mandamás histérica y prepotente, suscitó el rechazo de los comandantes y de la militancia. Sin embargo, la oportunidad de asirse con el poder la encontró de la manera más depravada que cualquiera pueda imaginarse.
Como Agamenón en la Orestíada, que sacrificó a su hija Ifigenia para que los buenos vientos condujeran sus barcas hacia Troya, Murillo sacrificó a su hija Zoilamérica para que los vientos del poder soplaran a su favor y, de esa manera, maniobrar sobre la voluntad de Ortega. En 1998 Zoilamérica Ortega Murillo acusó a su padrastro por violación. Rosario Murillo contradijo a su hija y de inmediato defendió a su hombre; a cambio, éste le entregó el 50% del poder. Así Murillo le cobraba su menosprecio a Ortega.
Controlarlo todo
Muchos han catalogado de absurdo el cierre de la Academia y el de otras organizaciones civiles que no tienen ninguna incidencia política, ni representan una amenaza a la gobernabilidad de la dictadura nicaragüense. Cuando le preguntamos a Belli qué es lo que persiguen los dictadores al cerrar la Academia Nicaragüense de la Lengua, ésta nos dijo que es: “Controlarlo todo”. “Eso es lo que persiguen: no dejar resquicios que permitan a la sociedad la independencia de organizarse autónomamente y funcionar para fines propios. Es un gobierno muy preocupado por el uso que haría el pueblo nicaragüense de su libertad. Por eso impiden que la tenga”.
Hasta la fecha de publicación de esta nota, la Asamblea Nacional de Nicaragua había cerrado aproximadamente casí 1000 organizaciones de la sociedad civil. Al parecer, las protestas de 2018 despertaron una furia insondable, un fulgor de odio y venganza contra unas pobres gentes a la que hacen caer el peso de su furor y su cólera por doquier.
Cada vez Nicaragua está más aislada del mundo, sumergida en un mundo distópico parecido al que describe Belli en su novela Waslala, donde nos inserta en un país imaginario controlado por unos bandidos, aventureros y contrabandistas. Nicaragua está hecha un paria en manos de un clan familiar.
Uruguay y Nicaragua en la literatura
Sin embargo, esta entrevista de breves respuestas, dio lugar para recordar que en algún momento de la historia, la literatura unió a Uruguay y a Nicaragua en las figuras de Darío y de Rodó en los albores del modernismo, donde los dos intelectuales sellaron su acción sobre la literatura castellana de América. En ambos coincidieron las exigencias del gusto difícil y de la expresión perfecta. Pero también, podemos decir que la coincidencia permanece en las figuras de Delmira Agustini y Gioconda Belli en cuanto a su poesía amatoria. Delmira es considerada pionera de la literatura erótica en América Latina, de tal manera que la coincidencia nos exigía preguntarle a Gioconda Belli si se considera heredera de Agustini:
Es interesante lo que preguntas porque las mujeres, como ya lo vivió Delmira en su momento y yo en el mío, parece que no dejamos nunca de hacer escándalo. Hay un tabú muy antiguo asociado a la libertad y al placer del cuerpo femenino. Mientras ha sido el hombre el que ha dictado las reglas sobre esa libertad y ese placer, todo ha estado bien. No se objetaba el uso del cuerpo de la mujer como objeto sexual. El escándalo nace cuando ese “objeto” decide dejar de serlo y se nombra sujeto, dueña de su sexualidad.
Belli visitó Uruguay en 2019 para presentar su novela “Las fiebres de la memoria”. En esa ocasión, quien escribe este artículo, asistió al evento y en las afueras de la librería “Puro Verso” donde ocurrió el acontecimiento, este redactor escuchó a un grupo de mujeres uruguayas comentar que “las mujeres nicaragüenses deben ser muy interesantes”, de modo que fue ineludible aprovechar y preguntarle a Belli su consideración sobre este comentario: “No sé en qué tono lo habrán dicho. A simple vista me parece un comentario que afirma un hecho real y es que las mujeres en Nicaragua, por haber estado involucradas políticamente, y tener esa experiencia, sí que somos interesantes”.
Durante esa visita Gioconda Belli fue honrada como Visitante Ilustre de la ciudad de Montevideo, distinción que comparte con Daniel Ortega cuando este visitó la ciudad en 2008. Por lo cual fue de rigor preguntarle: ¿Considera que la ciudad de Montevideo debería mantenerle a Ortega ese honor? Siendo su respuesta: “No me toca a mí decidir eso, pero cualquiera que se documente sobre lo que ha pasado en Nicaragua desde 2018, se dará cuenta de que el condecorado es ahora un dictador sanguinario de los que ya no se veían en América Latina hace décadas”.