LA NUEVA GUERRA DE VLADIMIR PUTIN PONE EN VILO AL MUNDO
Ante los indescriptibles acontecimientos bélicos que, desde el 24 de febrero hasta la fecha, se están desarrollando en Ucrania, el Centro PEN Uruguay entiende necesario hacer algunas puntualizaciones que considera de importancia:
A veinte días de iniciada la invasión rusa, ya no quedan actitudes inadmisibles que el invasor no hubiese cometido. La lista de violaciones a los derechos mas elementales del país y de la población agredidos es inexcusable. Desde bombardeos a edificios de la población civil o a establecimientos de salud, pasando por el desprecio por la vida de niños y ancianos, por su falta de ética en el trato y destino asignado a los prisioneros de guerra e, incluso, por el despiadado bombardeo a unos hipotéticos “corredores de seguridad” ofrecidos a los ucranianos, todo indica que Putin invadió al territorio ucraniano para destrozar a Ucrania y a su población y, así, anexar Ucrania a Rusia.
Ingresó en el territorio de su nuevo objetivo, en la última semana de febrero, embozado en un manto de mentiras, justificaciones y falsedades aludiendo a supuestas agresiones ucranianas a “rusos” que son ciudadanos pertenecientes a territorios que siempre fueron ucranianos (Crimea y partes del Donetsk y del Lugansk), pero que Putin ocupó con su ejército e inventó como “Repúblicas populares” a partir de la guerra por él iniciada en el año 2014. Nadie tiene noticias de agresiones indebidas o significativas a “rusos” en las mencionadas regiones (ahora devenidas “repúblicas”) a no ser que esos “rusos” fueren los soldados de Putin que invadieron a partir de ese año, de manera totalmente ilegal, el territorio ucraniano.
Si la miramos en perspectiva, esta invasión aparece como un evento mas (aunque altamente significativo) de una serie de políticas y acciones bélicas sistemáticas y abiertamente destinadas a reconstruir una nueva versión post-soviética del tradicional expansionismo ruso. Desde luego que algunos de los viejos y conocidos países y puntos apoyo que Rusia construyó durante la Guerra Fría (Bielorusia, Cuba, por ejemplo) subsistieron a la debacle del fin de la URSS y su disolución en diciembre de 1991. Pero, aun antes de que Putin iniciase su primer gobierno en el año 2000, el gobierno y las Fuerzas Armadas rusas intentaron desplegar mediante el uso de la fuerza y de manera totalmente ilegítima, nuevamente una red de influencia internacional para Rusia. Unos pocos ejemplos tomados al azar sirven de guía. Intervenciones en Chechenia (1991), los Balcanes (1999), Ucrania (2014), Siria (2015) e incluso Mali (2021) y, mas indirectamente, República Centroafricana son algunas de las operaciones que Putin ha llevado a cabo. En todos estos lugares, Rusia interviene militarmente de manera violenta desconociendo todos los marcos jurídicos que integran el Derecho Internacional.
Rusia ha llegado al extremo de crear una empresa “privada”, llamada “Grupo “Wagner”, formada por miles de mercenarios de múltiples nacionalidades (que desde luego, no tiene existencia jurídico-institucional alguna) que responde directamente al Kremlin y a las que éste le ha asignado tareas tales como asesinatos, envenenamientos, ataques a instalaciones estratégicas, ataques cibernéticos e incluso la organización de golpes de estado. Mas precisamente, el último golpe de Estado en Mali, (así como los de Tchad y Burkina Faso) que obligó a las tropas francesas y aliados, de las operaciones “Barkane” y “Takuba”, a suspender sus combates anti-jihadistas contra AQMI en esa región, fue una operación llevada a cabo por el “Grupo Wagner” que responde a Putin. Rusia, a su manera, construye su “cabecera de puente” en África del Oeste.
Desde los primeros días de la invasión a Ucrania, se insiste con ensayar explicaciones de algo que conocemos hace siglos: el feroz autoritarismo expansionista que ha caracterizado la historia de Rusia. En la actualidad, probablemente no haya ningún derecho, de los que integran y exigen la gestión democrática y republicana de un estado de derecho moderno, que Rusia y Putin no hayan violado, tanto a nivel nacional como internacional. Ello implica, desde luego, la violacion del Pacto Social Universal expresado por la Carta de las Naciones Unidas, por los Principios Rectores del Derecho Internacional y, en términos generales, por el “corpus iuris” del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. El reciente bombardeo de una base militar a 20 kilómetros de la frontera con Polonia, miembro de la Unión Europea y de la OTAN, incrementa superlativamente el riesgo de una confrontación con la Alianza atlántica, evento que sería el comienzo de una tercera guerra mundial, con el componente nuclear como convidado de piedra en una situación que sitúa al mundo en vilo.
En función de lo arriba detallado, y considerando la violación sistemática y recurrente de todas las normas vigentes relativas a los derechos humanos y al Derecho Internacional, el Centro PEN Uruguay condena firmemente la ilegal invasión de Ucrania por parte de Rusia y advierte que Vladimir Putin y dicho país deberán ser considerados responsables de los impredecibles efectos de su violación sistemática de las normas y de los Derechos Humanos.
Montevideo, 16 marzo 2022
Centro PEN Uruguay
*Vea las versiones en inglés, francés y portugués, a continuación.
STATEMENT BY THE PEN URUGUAY CENTER ON RUSSIAN INVASION OF UKRAINE
VLADIMIR PUTIN’S NEW WAR PUTS THE WORLD IN SUSPENSE
Given the indescribable war events that, from February 24 to date, are taking place in Ukraine, the PEN Uruguay Center considers it necessary to make some points that it considers important:
Twenty days after the start of the Russian invasion, there are no more unacceptable attitudes that the invader has not committed. The list of violations of the most basic rights of the country and the population attacked is inexcusable. From bombings of civilian buildings or health facilities, to contempt for the lives of children and elderly, to their lack of ethics in the treatment and destination assigned to prisoners of war and even to the ruthless bombing of hypothetical «security corridors» offered to Ukrainians, everything indicates that Putin invaded Ukrainian territory to destroy Ukraine and its population and, thus, annex Ukraine to Russia.
He entered the territory of his new target in the last week of February embodied in a cloak of lies, justifications and falsehoods alluding to alleged Ukrainian aggressions against «Russians» who are citizens belonging to territories that were always Ukrainian (Crimea and parts of Donetsk and Luhansk), but that Putin occupied with his army and invented as «People’s Republics» from the war for him initiated in 2014. No one is aware of undue or significant aggression against «Russians» in the aforementioned regions (now «republics») unless those «Russians» were Putin’s soldiers who invaded Ukrainian territory from that year on, totally illegally.
If we look at it in perspective, this invasion appears as one more (though highly significant) event of a series of systematic and openly aimed at reconstructing a new post-Soviet version of traditional Russian expansionism. Of course, some of the old and well-known countries and footholds that Russia built during the Cold War (Belarus, Cuba, for example) survived the debacle of the end of the USSR and its dissolution in December 1991. But, even before Putin began his first government in 2000, the Russian government and armed forces tried to deploy by force and in a total manner illegitimate, again a network of international influence for Russia. A few examples taken at random serve as a guide. Interventions in Chechnya (1991), the Balkans (1999), Ukraine (2014), Syria (2015) and even Mali (2021) and, more indirectly, the Central African Republic are some of the operations that Putin has carried out. In all these places, Russia intervenes militarily in a violent manner ignoring all the legal frameworks that make up International Law.
Russia has gone so far as as to create a «private» company called the «Wagner» Group, made up of thousands of mercenaries of multiple nationalities (which of course has no legal-institutional existence) that responds directly to the Kremlin and to which it has assigned tasks such as assassinations, poisonings, attacks on strategic facilities, cyber attacks and even the organization of coups d’état. More precisely, the last coup d’état in Mali, (as well as those in Tchad and Burkina Faso) that forced the French and allied troops of the «Barkane» and «Takuba» operations, to suspend their anti-jihadist fights against AQIM in that region, was an operation carried out by the «Wagner Group» that responds to Putin. Russia, in its own way, builds its «bridgehead» in West Africa.
From the first days of the invasion of Ukraine, it has been insisted on rehearsing explanations of something we have known for centuries: the fierce expansionist authoritarianism that has characterized Russia’s history. At present, there is probably no right, of those who integrate and demand the democratic and republican management of a modern rule of law, that Russia and Putin have not violated, both nationally and internationally. This implies, of course, the violation of the Universal Social Pact expressed by the Charter of the United Nations, by the Guiding Principles of International Law and, in general terms, by the «corpus iuris» of International Human Rights Law. The recent bombing of a military base 20 kilometers from the border with Poland, a member of the European Union and NATO, superlatively increases the risk of a confrontation with the Atlantic Alliance, an event that would be the beginning of a third world war, with the nuclear component as a guest of stone in a situation that places the world on tenterhooks.
Based on the above detailed, and considering the systematic and recurrent violation of all current norms relating to human rights and international law, the PEN Uruguay Center strongly condemns the illegal invasion of Ukraine by Russia and warns that Vladimir Putin and that country should be held responsible for the unpredictable effects of their systematic violation of norms and human rights.
Montevideo, 16 March 2022
PEN Center Uruguay
DÉCLARATION DU CENTRE PEN URUGUAY SUR L’INVASION RUSSE DE L’UKRAINE
LA NOUVELLE GUERRE DE VLADIMIR POUTINE MET LE MONDE EN SUSPENS
Compte tenu des événements de guerre indescriptibles qui, du 24 février à ce jour, se déroulent en Ukraine, le PEN Uruguay Center estime nécessaire de faire quelques remarques qu’il considère importantes:
Vingt jours après le début de l’invasion russe, il n’y a plus d’attitudes inacceptables que l’envahisseur n’a pas commises. La liste des violations des droits les plus fondamentaux du pays et de la population attaquée est inexcusable. Des bombardements de bâtiments civils ou d’établissements de santé, au mépris de la vie des enfants ou des personnes âgées, à leur manque d’éthique dans le traitement et la destination assignés aux prisonniers de guerre et même au bombardement impitoyable d’hypothétiques « couloirs de sécurité » offerts aux Ukrainiens, tout indique que Poutine a envahi le territoire ukrainien pour détruire l’Ukraine et sa population et, ainsi, annexer l’Ukraine à la Russie.
Il est entré sur le territoire de sa nouvelle cible, dans la dernière semaine de février, incarné dans un manteau de mensonges, de justifications et de mensonges faisant allusion à de prétendues agressions ukrainiennes contre des « Russes » qui sont des citoyens appartenant à des territoires qui ont toujours été ukrainiens (Crimée et certaines parties de Donetsk et lougansk), mais que Poutine a occupés avec son armée et inventé comme « Républiques populaires » à partir de la guerre pour lui initiée en 2014. Personne n’est au courant d’une agression indue ou significative contre les « Russes » dans les régions susmentionnées (maintenant les « républiques ») à moins que ces « Russes » ne soient les soldats de Poutine qui ont envahi le territoire ukrainien à partir de cette année-là, totalement illégalement.
Si nous regardons cela en perspective, cette invasion apparaît comme un événement de plus (bien que très significatif) d’une série de manifestations systématiques et visant ouvertement à reconstruire une nouvelle version “post-soviétique” de l’expansionnisme russe traditionnel. Bien sûr, certains des pays et des bases anciens et bien connus que la Russie a construits pendant la guerre froide (Biélorussie, Cuba, par exemple) ont survécu à la débâcle de la fin de l’URSS et de sa dissolution en décembre 1991. Mais, avant même que Poutine ne commence son premier gouvernement en 2000, le gouvernement russe et les forces armées ont essayé de se déployer par la force et de manière totale. illégitime, encore une fois un réseau d’influence internationale pour la Russie. Quelques exemples pris au hasard servent de guide. Les interventions en Tchétchénie (1991), dans les Balkans (1999), en Ukraine (2014), en Syrie (2015) et même au Mali (2021) et, plus indirectement, en République centrafricaine sont quelques-unes des opérations menées par Poutine. Dans tous ces endroits, la Russie intervient militairement de manière violente en ignorant tous les cadres juridiques qui composent le droit international.
La Russie est allée jusqu’à créer une société « privée », appelée le Groupe « Wagner », composé de milliers de mercenaires de multiples nationalités, (qui n’a, bien sûr, aucune existence juridico-institutionnelle), qui répond directement au Kremlin et à laquelle elle a assigné des tâches telles que des assassinats, des empoisonnements, des attaques contre des installations stratégiques, des cyberattaques et même l’organisation de coups d’État. Plus précisément, le dernier coup d’État au Mali, (ainsi que ceux du Tchad et du Burkina Faso) qui a forcé les troupes Français et alliées, des opérations « Barkane » et « Takuba », à suspendre leurs combats anti-djihadistes contre AQMI dans cette région, était une opération menée par le « Groupe Wagner » qui répond à Poutine. La Russie, à sa manière, construit sa « tête de pont » en Afrique de l’Ouest.
Dès les premiers jours de l’invasion de l’Ukraine, on a insisté pour répéter des explications sur quelque chose que nous connaissons depuis des siècles : l’autoritarisme expansionniste féroce qui a caractérisé l’histoire de la Russie. À l’heure actuelle, il n’y a probablement pas de droit, de ceux qui intègrent et exigent la gestion démocratique et républicaine d’un État de droit moderne, que la Russie et Poutine n’ont pas violé, tant au niveau national qu’international. Cela implique, bien sûr, la violation du Pacte social universel exprimé par la Charte des Nations Unies, par les Principes directeurs du droit international et, en termes généraux, par le « corpus iuris » du droit international des droits de l’homme. Le bombardement récent d’une base militaire à 20 kilomètres de la frontière avec la Pologne, membre de l’Union européenne et de l’OTAN, augmente de manière superlative le risque d’une confrontation avec l’Alliance atlantique, un événement qui serait le début d’une troisième guerre mondiale, avec la composante nucléaire comme invité de pierre dans une situation qui place le monde en suspens.
Sur la base de ce qui a été détaillé précèdemment, et compte tenu de la violation systématique et récurrente de toutes les normes actuelles relatives aux droits de l’homme et au droit international, le Centre PEN Uruguay condamne fermement l’invasion illégale de l’Ukraine par la Russie et avertit que Vladimir Poutine et ce pays devraient être tenus responsables des effets imprévisibles de leur violation systématique des normes et des droits de l’homme.
Montevideo, le 16 mars 2022
Centre PEN Uruguay
DECLARAÇÃO DO PEN CENTER URUGUAI SOBRE A INVASÃO RUSSA DA UCRÂNIA
NOVA GUERRA DE VLADIMIR PUTIN COLOCA O MUNDO EM SUSPENSE
Dado os eventos de guerra indescritíveis que, de 24 de fevereiro até o momento, estão ocorrendo na Ucrânia, o PEN Uruguay Center considera necessário fazer alguns pontos que considera importantes:
20 dias após o início da invasão russa, não há mais atitudes inaceitáveis que o invasor não tenha cometido. A lista de violações dos direitos mais básicos do país e da população atacada é imperdoável. Desde bombardeios de prédios civis ou estabelecimentos de saúde, ao desprezo pela vida de crianças ou idosos, à sua falta de ética no tratamento e destino atribuídos aos prisioneiros de guerra e até mesmo ao bombardeio implacável de hipotéticos «corredores de segurança» oferecidos aos ucranianos, tudo indica que Putin invadiu o território ucraniano para destruir a Ucrânia e sua população e, assim, anexar a Ucrânia à Rússia.
Ele entrou no território de seu novo alvo, na última semana de fevereiro, encarnado em um manto de mentiras, justificativas e falsidades aludindo a supostas agressões ucranianas contra «russos» que são cidadãos pertencentes a territórios que sempre foram ucranianos (Crimeia e partes de Donetsk e Luhansk), mas que Putin ocupou seu exército e inventou como «Repúblicas do Povo» da guerra para ele iniciada em 2014. Ninguém está ciente de agressões indevidas ou significativas contra «russos» nas regiões acima mencionadas (agora «repúblicas») a menos que esses «russos» fossem soldados de Putin que invadiram o território ucraniano daquele ano em diante, totalmente ilegalmente.
Se olharmos para ela em perspectiva, esta invasão aparece como mais um evento (embora altamente significativo) de uma série sistemática e abertamente destinada a reconstruir uma nova versão pós-soviética do expansionismo tradicional russo. É claro que alguns dos países antigos e conhecidos que a Rússia construiu durante a Guerra Fria (Bielorrússia, Cuba, por exemplo) sobreviveram ao desastre do fim da URSS e sua dissolução em dezembro de 1991. Mas, mesmo antes de Putin começar seu primeiro governo em 2000, o governo russo e as forças armadas tentaram se mobilizar à força e de uma maneira total. ilegítimo, novamente uma rede de influência internacional para a Rússia. Alguns exemplos tomados aleatoriamente servem como um guia. Intervenções na Chechênia (1991), nos Balcãs (1999), Ucrânia (2014), Síria (2015) e até no Mali (2021) e, mais indiretamente, na República Centro-Africana são algumas das operações que Putin realizou. Em todos esses lugares, a Rússia intervém militarmente de forma violenta ignorando todos os marcos legais que compõem o Direito Internacional.
A Rússia chegou ao ponto de criar uma empresa «privada», chamada Grupo «Wagner», composta por milhares de mercenários de múltiplas nacionalidades, (que, é claro, não tem existência legal-institucional), que responde diretamente ao Kremlin e ao qual atribuiu tarefas como assassinatos, envenenamentos, ataques a instalações estratégicas, ataques cibernéticos e até mesmo a organização de golpes. Especificamente, o último golpe no Mali, (assim como os do Chade e Burkina Faso) que forçou as tropas francesas e aliadas, as operações «Barkane» e «Takuba», a suspender sua luta anti-jihadista contra a AQIM naquela região, foi uma operação realizada pelo «Grupo Wagner» que responde a Putin. A Rússia, à sua maneira, está construindo sua «cabeça de ponte» na África Occidental.
Desde os primeiros dias da invasão da Ucrânia, houve uma insistência em repetir explicações de algo que conhecemos há séculos: o feroz autoritarismo expansionista que caracterizou a história da Rússia. No momento, provavelmente não há direito daqueles que integram e exigem a gestão democrática e republicana de um estado de direito moderno, que a Rússia e Putin não violaram, tanto nacional quanto internacionalmente. Isso implica, naturalmente, a violação do Pacto Social Universal expresso na Carta das Nações Unidas, nos Princípios Orientadores do Direito Internacional e, em termos gerais, nos «corpus iuris» do direito internacional dos direitos humanos. O recente bombardeio de uma base militar a 20 quilômetros da fronteira com a Polônia, um membro da União Europeia e da OTAN, aumenta sobrelativamente o risco de um confronto com a Aliança Atlântica, um evento que seria o início de uma terceira guerra mundial, com o componente nuclear como convidado de pedra em uma situação que coloca o mundo em suspense.
Com base no que foi detalhado acima, e tendo em conta a violação sistemática e recorrente de todas as normas vigentes relativas aos direitos humanos e ao direito internacional, o PEN Uruguay Center condena veementemente a invasão ilegal da Ucrânia pela Rússia e adverte que Vladimir Putin e este país devem ser responsabilizados pelos efeitos imprevisíveis de sua violação sistemática das normas e dos direitos humanos.
Montevidéu, 16 de março de 2022
Centro PEN Uruguai