Ucrania y Francia nos desvelan
Fecha: 18 abril, 2022

La próxima semana corre el riesgo de transformarse en una fecha funesta para la democracia moderna. Por un lado, el avance, dificultoso pero constante de las tropas rusas, está a días de causar la caída de la ciudad de Mariúpol y, con ello, de darles el control de todo el Este y Sur del territorio ucraniano. Por otro lado, en Francia, el domingo 24 se llevará a cabo la 2ª. vuelta de la elección del próximo Presidente. En la historia de la Va. República la intención voto a la extrema derecha nunca fue tan alta.

Luis Alemañy

Las mujeres y hombres libres del mundo –aquellos que piensan por sí mismos, por sus conocimientos de la historia y la reflexión sobre lo vivido, tanto por ellos como por sus antepasados-, las graves circunstancias actuales que atraviesan dos sociedades democráticas, una muy joven y la otra precursora, les están quitando el sueño: Ucrania y Francia.

La primera, una de las más jóvenes y valientes, Ucrania, está resistiendo el despiadado ataque de la potencia militar rusa, principal enemiga de las verdaderas sociedades democráticas a nivel mundial, comenzando por las europeas. 

Las actuales dirigencias políticas y militares del Kremlin, encabezadas por Vladimir Putin, formado en la siniestra KGB de la que fuera una de las principales y persistentes utopías reaccionarias del siglo XX, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, desde hace casi dos meses, han invadido criminalmente a Ucrania.

Si bien ya no se inspiran en las ideas comunistas, han restaurado parte de sus instrumentos para gobernar, como lo son la FSB, el servicio de seguridad de la Federación Rusa -dirigido por quienes fueran sus compañeros en tiempos de la KGB-, la Policía, el Ejército y la Guardia Nacional de la Federación Rusa.

Para el pueblo ruso, sus derechos fundamentales han vuelto a desaparecer. Los opositores son perseguidos y hasta envenenados. Y los periodistas, están sufriendo una persecución implacable. El 4 de marzo, a pocos días del comienzo de la invasión a Ucrania, Vladimir Putin firmó una ley que castiga con 15 años de prisión las “noticias falsas” sobre las fuerzas armadas rusas.

La represión de larga data del régimen de Putin a los periodistas en Rusia, se ha visto intensificada en los últimos dos meses, agregándoseles ahora a los periodistas que están cubriendo la invasión a Ucrania. Las tropas rusas, hasta el día de hoy, han asesinado a 5 de ellos.

Reporteros Sin Fronteras, ha denunciado: “Mientras periodistas de todo el mundo se juegan la vida para cubrir la invasión de Ucrania y las autoridades rusas continúan con su represión de la libertad de prensa, el tribunal militar de la ciudad de Rostov del Don, en el sureste del país, condenó el 10 de marzo a Remzi Bekirov, acusado de ‘organizar un grupo terrorista´.” Y según denuncia Jeanne Cavelier, responsable de las regiones de Europa del Este y Asia Central de Reporteros Sin Fronteras, “mientras que los periodistas ucranianos, rusos y extranjeros arriesgan sus vidas para cubrir la guerra en Ucrania, Moscú sigue socavando el periodismo independiente en Crimea. La larga condena de Remzi Bekirov por una acusación falsa, unida a la de Vladislav Yesypenko hace unas semanas, es una advertencia apenas velada del Kremlin a los periodistas de la región. Condenamos esta decisión y exigimos su liberación inmediata.”

Según revela la misma fuente, los periodistas rusos prisioneros de Putin, desde el año 2018, son: Alexander Valov (desde 2018), Abdulmumin Gadzhiev (2019), Rashid Maysigov (2019), Ivan Safronov (2020), Ian Katelevski (2020) y Aleksander Dorogov (2020). Y el periodista Aleksandr Tolmachev, de 65 años, falleció en la cárcel, en el año 2020, tras no recibir la atención médica adecuada.

La principal aspiración del putinismo es recuperar el dominio imperial sobre los pueblos sojuzgados en tiempos de la URSS, como reencarnación de las sociedades arcaicas del tiempo de los zares, buscando desestabilizar las sociedades democráticas de Occidente, apoyando tiranos, dictaduras y demagogos populistas, tanto de ultra-derecha como de ultra-izquierda, en cualquier rincón del mundo. 

Ese es el enemigo ancestral que está enfrentando el sufriente pueblo de Ucrania, con el consabido saldo de crímenes de lesa humanidad, como los conocidos en la primera mitad del siglo XX, a manos de las utopías reaccionarias del nazi-fascismo y el comunismo.

A dos siglos y medio del nacimiento de las sociedades democráticas modernas, redundando en una impresionante evolución, particularmente a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, hoy se encuentran nuevamente amenazadas desde afuera, por los delirios imperiales de Vladimir Putin y socavadas por sus aliados al interior de ellas.

El peso milenario de las sociedades arcaicas –principal insumo del autócrata ruso-, con sus consabidas secuelas de desigualdades culturales, económicas, sociales, son de las que se alimentan las utopías reaccionarias que sobreviven hasta nuestros días en buena parte del mundo, incluido nuestro propio país, considerado como una de las escasas democracias plenas que existen en el mundo.

Por su parte Francia, la patria de exilio de tantos compatriotas en tiempos de dictadura en Uruguay, hoy se encuentra amenazada por las fuerzas oscuras de las ideas de las sociedades arcaicas, encarnadas en la expresión política de Marine Le Pen, principal aliada de Vladimir Putin en Europa.

Francia, en Occidente, desde hace dos siglos, ha sido considerada -incluido Karl Marx-, como precursora en la práctica de la acción política moderna y Emmanuel Macron ha sido un valiente innovador, en el último quinquenio, al deshacer la centenaria falsa oposición entre izquierda y derecha, demostrando la estrecha convergencia entre las ideas de liberales y socialdemócratas. Ha hecho realidad las ideas de uno de los fundadores del Partido Socialista Obrero Español, Indalecio Prieto, al decir: “Soy socialista a fuer de liberal.”

Pero hasta el 24 de abril de 2022, a dos meses de la invasión rusa a Ucrania y cuando se celebrará el balotaje entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen, las mujeres y los hombres libres del mundo, estaremos pendientes de la desigual, pero encomiable lucha, entre la sociedad democrática moderna y la sociedad arcaica.

Shangrilá, 15 de abril de 2022


Ukraine and France reveal us

Next week risks becoming a fateful date for modern democracy. On the one hand, the difficult but constant advance of the Russian troops is days away from causing the fall of the city of Mariupol and, with it, from giving them control of the entire East and South of Ukrainian territory. On the other hand, in France, on Sunday 24 the 2nd will be held. return of the election of the next President. In the history of the Va. Republic the intention to vote for the extreme right has never been so high.

Luis Alemañy

The free women and men of the world – those who think for themselves, for their knowledge of history and reflection on what they have experienced, both by themselves and by their ancestors – the current serious circumstances that two democratic societies are going through, one very young and the other a precursor, are taking away our sleep: Ukraine and France.

The first, one of the youngest and bravest democracies, Ukraine, is resisting the ruthless attack of the Russian military power, the main enemy of true democratic societies worldwide, starting with the European ones.  The current political and military leadership of the Kremlin, headed by Vladimir Putin, formed in the sinister KGB of what was one of the main and persistent reactionary utopias of the twentieth century, the Union of Soviet Socialist Republics, for almost two months, have criminally invaded Ukraine.

Even if they are no longer inspired by communist ideas, they have restored part of their instruments for governing, such as the FSB, the security service of the Russian Federation – led by those who were their comrades in times of the KGB – the Police, the Army and the National Guard of the Russian Federation.

For the Russian people, their fundamental rights have disappeared again. Opponents are persecuted and even poisoned. And journalists are suffering relentless persecution. On March 4, a few days before the start of the invasion of Ukraine, Vladimir Putin signed a law punishing «fake news» about the Russian armed forces with 15 years in prison. The Putin regime’s long-standing crackdown on journalists in Russia has intensified over the past two months, with journalists now covering the invasion of Ukraine. Russian troops, to this day, have killed 5 of them.

“Reporters Without Borders” said: «As journalists around the world risk their lives to cover the invasion of Ukraine and the Russian authorities continue their crackdown on press freedom, the military court in the southeastern city of Rostov-on-Don condemned Remzi Bekirov on 10 March. accused of ‘organizing a terrorist group.'» And according to Jeanne Cavelier, head of the Eastern Europe and Central Asia regions of «Reporters Without Borders»,… «While Ukrainian, Russian and foreign journalists risk their lives to cover the war in Ukraine, Moscow continues to undermine independent journalism in Crimea. Remzi Bekirov’s long conviction on a trumped-up charge, coupled with that of Vladislav Yesypenko a few weeks ago, is a thinly veiled warning from the Kremlin to journalists in the region. We condemn this decision and demand his immediate release.»

According to the same source, the Russian journalists imprisoned by Putin, since 2018, are: Alexander Valov (since 2018), Abdulmumin Gadzhiev (2019), Rashid Maysigov (2019), Ivan Safronov (2020), Ian Katelevski (2020) and Aleksander Dorogov (2020). And journalist Aleksandr Tolmachev, 65, died in prison in 2020 after failing to receive proper medical care.

The main aspiration of Putinism is to recover imperial rule over the subjugated peoples in the times of the USSR, as a reincarnation of the archaic societies of the time of the tsars, seeking to destabilize the democratic societies of the West, supporting tyrants, dictatorships and populist demagogues, both ultra-right and ultra-left, in any corner of the world. 

That is the ancestral enemy that the suffering people of Ukraine are facing, with the well-known balance of crimes against humanity, such as those known in the first half of the twentieth century, at the hands of the reactionary utopias of Nazi-fascism and communism.

Two and a half centuries after the birth of modern democratic societies, resulting in an impressive evolution, particularly since the end of the Second World War, today they are again threatened from the outside, by the imperial delusions of Vladimir Putin and undermined by his allies within them.

The millenary weight of archaic societies –the main input of the Russian autocrat–, with its well-known consequences of cultural, economic, social inequalities, are what feed the reactionary utopias that survive to this day in much of the world, including our own country, considered one of the few full democracies that exist in the world.

For its part, France, the exile homeland of so many compatriots in times of dictatorship in Uruguay, today is threatened by the dark forces of the ideas of archaic societies, embodied in the political expression of Marine Le Pen, Vladimir Putin’s main ally in Europe.

France, in the West, for two centuries, has been considered – including by Karl Marx – as a precursor in the practice of modern political action and Emmanuel Macron has been a courageous innovator, in the last five years, by undoing the centuries-old false opposition between left and right, demonstrating the close convergence between the ideas of liberals and social democrats.

He has made the ideas of one of the founders of the Spanish Socialist Workers’ Party, Indalecio Prieto, a reality by saying: «I am a socialist because I am liberal.» But until April 24, 2022, two months after the Russian invasion of Ukraine and when the runoff between Emmanuel Macron and Marine Le Pen will be held, the free women and men of the world, we will be watching the unequal, but commendable struggle, between modern democratic society and archaic society.

Shangrilá, 15 April 2022


L’Ukraine et la France nous dévoilent

La semaine prochaine risque de devenir une date fatidique pour la démocratie moderne. D’une part, l’avancée difficile mais constante des troupes russes est à quelques jours de provoquer la chute de la ville de Mariúpol et, avec elle, de leur donner le contrôle de tout l’Est et du Sud du territoire ukrainien. En revanche, en France, le dimanche 24 le 2. retour de l’élection du prochain président. Dans l’histoire de la Va. République l’intention de voter pour l’extrême droite n’a jamais été aussi élevée.

Luis Alemañy

Les femmes et les hommes libres du monde -ceux qui pensent par eux-mêmes, pour leur connaissance de l’histoire et la réflexion sur ce qu’ils ont vécu, tant pour eux que pour leurs ancêtres-, les graves circonstances actuelles que traversent deux sociétés démocratiques, l’une très jeunes et l’autre précurseur, ils leur enlèvent le sommeil : l’Ukraine et la France.

La première, l’une des plus jeunes et des plus courageuses, l’Ukraine, résiste à l’attaque impitoyable de la puissance militaire russe, principal ennemi des véritables sociétés démocratiques dans le monde, à commencer par les sociétés européennes.

La direction politique et militaire actuelle du Kremlin, dirigée par Vladimir Poutine, formée dans le sinistre KGB de ce qui fut l’une des principales et persistantes utopies réactionnaires du XXe siècle, l’Union des Républiques socialistes soviétiques, a envahi pendant près de deux mois criminellement à l’Ukraine.

Bien qu’ils ne soient plus inspirés par les idées communistes, ils ont restauré une partie de leurs instruments de gouvernement, tels que le FSB, le service de sécurité de la Fédération de Russie -dirigé par ceux qui étaient leurs collègues du temps du KGB-, la Police, le Armée et Garde nationale de la Fédération de Russie.

Pour le peuple russe, ses droits fondamentaux ont de nouveau disparu. Les opposants sont persécutés et même empoisonnés. Et les journalistes, ils subissent une persécution incessante. Le 4 mars, quelques jours avant le début de l’ invasion de l’Ukraine, Vladimir Poutine a signé une loi punissant les «fake news» concernant les forces armées russes de 15 ans de prison.

La répression de longue date du régime de Poutine contre les journalistes en Russie s’est intensifiée au cours des deux derniers mois, s’ajoutant désormais aux journalistes couvrant l’invasion de l’Ukraine. Les troupes russes, à ce jour, en ont tué 5.

Reporters sans frontières, dénonce : « Alors que des journalistes du monde entier risquent leur vie pour couvrir l’invasion de l’Ukraine et que les autorités russes poursuivent leur répression de la liberté de la presse, le tribunal militaire de la ville de Rostov sur le Don, dans sud-est du pays, a condamné Remzi Bekirov le 10 mars, accusé d’avoir «organisé un groupe terroriste». Et selon Jeanne Cavelier, responsable des régions Europe de l’Est et Asie centrale de Reporters sans frontières, «alors que des journalistes ukrainiens, russes et étrangers risquent leur vie pour couvrir la guerre en Ukraine, Moscou continue de saper le journalisme indépendant en Crimée». La longue peine de Remzi Bekirov sur une accusation inventée de toutes pièces, couplée à celle de Vladislav Yesypenko il y a quelques semaines, est un avertissement à peine voilé du Kremlin aux journalistes de la région. Nous condamnons cette décision et exigeons leur libération immédiate.

Selon la même source, les journalistes russes emprisonnés par Poutine depuis 2018 sont : Alexander Valov (depuis 2018), Abdulmumin Gadzhiev (2019), Rashid Maysigov (2019), Ivan Safronov (2020), Ian Katelevski (2020) et Alexander Dorogov ( 2020). Et le journaliste Aleksandr Tolmachev, 65 ans, est mort en prison, en 2020, après n’avoir pas reçu de soins médicaux adéquats.

L’aspiration principale du poutinisme est de récupérer la domination impériale sur les peuples subjugués à l’époque de l’URSS, comme une réincarnation des sociétés archaïques du temps des tsars, cherchant à déstabiliser les sociétés démocratiques de l’Occident, soutenant les tyrans, les dictatures et les démagogues populistes, à la fois d’ultra-droite et d’ultra-gauche, dans n’importe quel coin du monde.

C’est l’ennemi ancestral auquel le peuple souffrant d’Ukraine est confronté, avec l’équilibre habituel des crimes contre l’humanité, tels que ceux connus dans la première moitié du XXe siècle, aux mains des utopies réactionnaires du nazi-fascisme et du communisme.

Deux siècles et demi après la naissance des sociétés démocratiques modernes, aboutissant à une évolution impressionnante, notamment depuis la fin de la Seconde Guerre mondiale , elles sont aujourd’hui à nouveau menacées de l’extérieur, par les délires impériaux de Vladimir Poutine et minées par ses alliés à l’intérieur d’eux.

Le poids séculaire des sociétés archaïques -la principale contribution de l’autocrate russe-, avec ses conséquences habituelles d’inégalités culturelles, économiques et sociales, est ce qui alimente les utopies réactionnaires qui survivent à ce jour dans une grande partie du monde, y compris notre propre pays, considéré comme l’une des rares démocraties à part entière qui existent dans le monde.

Por su parte Francia, la patria de exilio de tantos compatriotas en tiempos de dictadura en Uruguay, hoy se encuentra amenazada por las fuerzas oscuras de las ideas de las sociedades arcaicas, encarnadas en la expresión política de Marine Le Pen, principal aliada de Vladimir Putin en Europe.

La France, en Occident, est considérée depuis deux siècles – dont Karl Marx – comme un précurseur dans la pratique de l’action politique moderne et Emmanuel Macron a été un innovateur courageux, ces cinq dernières années, en défaisant la fausse opposition séculaire entre gauche et droite, démontrant l’étroite convergence entre les idées des libéraux et des sociaux-démocrates. Il a concrétisé les idées de l’un des fondateurs du Parti socialiste ouvrier espagnol, Indalecio Prieto, lorsqu’il a déclaré : « Je suis socialiste en vertu d’être un libéral ».

Mais jusqu’au 24 avril 2022, soit deux mois après l’invasion russe de l’Ukraine et lorsque se tiendra le scrutin entre Emmanuel Macron et Marine Le Pen, les femmes et les hommes libres du monde assisteront au combat inégal mais louable, entre les démocrates modernes société et société archaïque.

Shangrila, le 15 avril 2022


Ucrânia e França nos revelam

A próxima semana corre o risco de se tornar uma data fatídica para a democracia moderna. Por um lado, o avanço difícil, mas constante, das tropas russas está a dias de causar a queda da cidade de Mariúpol e, com isso, dar-lhes o controle de todo o leste e sul do território ucraniano. Por outro lado, na França, no domingo, dia 24, dia 2. retorno da eleição do próximo presidente. Na história do V. República a intenção de votar na extrema direita nunca foi tão alta.

Luís Alemañy

As mulheres e os homens livres do mundo -aqueles que pensam por si mesmos, por seu conhecimento da história e reflexão sobre o que viveram, tanto para si como para seus antepassados-, as graves circunstâncias atuais que atravessam duas sociedades democráticas, uma muito jovem e o outro precursor, eles estão tirando seu sono: Ucrânia e França.

A primeira, uma das mais jovens e corajosas, a Ucrânia, está resistindo ao ataque implacável do poder militar russo, principal inimigo das verdadeiras sociedades democráticas em todo o mundo, a começar pelas europeias.

A atual liderança política e militar do Kremlin, chefiada por Vladimir Putin, treinada na sinistra KGB daquela que foi uma das principais e persistentes utopias reacionárias do século XX, a União das Repúblicas Socialistas Soviéticas, há quase dois meses, invadiu criminalmente para a Ucrânia.

Embora não se inspirem mais nas idéias comunistas, restauraram parte de seus instrumentos de governo, como o FSB, o serviço de segurança da Federação Russa -dirigido por aqueles que foram seus colegas nos tempos da KGB-, a Polícia, o Exército e a Guarda Nacional da Federação Russa.

Para o povo russo, seus direitos fundamentais desapareceram novamente. Os adversários são perseguidos e até envenenados. E os jornalistas estão sofrendo perseguição implacável. Em 4 de março, poucos dias antes do início da invasão da Ucrânia, Vladimir Putin assinou uma lei que pune com 15 anos de prisão «notícias falsas» sobre as forças armadas russas.

A repressão de longa data do regime de Putin contra jornalistas na Rússia se intensificou nos últimos dois meses, agora somando-se aos jornalistas que cobrem a invasão da Ucrânia. As tropas russas, até hoje, mataram 5 deles.

Repórteres Sem Fronteiras, denunciou: «Enquanto jornalistas de todo o mundo arriscam suas vidas para cobrir a invasão da Ucrânia e as autoridades russas continuam com sua repressão à liberdade de imprensa, o tribunal militar da cidade de Rostov on Don, no sudeste do país, condenou Remzi Bekirov em 10 de março, acusado de ‘organizar um grupo terrorista’”. E de acordo com Jeanne Cavelier, chefe das regiões da Europa Oriental e Ásia Central dos Repórteres Sem Fronteiras, “enquanto jornalistas ucranianos, russos e estrangeiros arriscam suas vidas para cobrir a guerra na Ucrânia, Moscou continua a minar o jornalismo independente na Crimeia. A longa sentença de Remzi Bekirov por uma acusação forjada, juntamente com a de Vladislav Yesypenko há algumas semanas, é uma advertência velada do Kremlin aos jornalistas da região. Condenamos esta decisão e exigimos sua libertação imediata”.

Segundo a mesma fonte, os jornalistas russos presos por Putin desde 2018 são: Alexander Valov (desde 2018), Abdulmumin Gadzhiev (2019), Rashid Maysigov (2019), Ivan Safronov (2020), Ian Katelevski (2020) e Alexander Dorogov ( 2020). E o jornalista Aleksandr Tolmachev, 65, morreu na prisão, em 2020, após não receber cuidados médicos adequados.

A principal aspiração do Putinismo é recuperar o domínio imperial sobre os povos subjugados nos tempos da URSS, como reencarnação das sociedades arcaicas do tempo dos czares, buscando desestabilizar as sociedades democráticas do Ocidente, apoiando tiranos, ditaduras e demagogos populistas, tanto de ultra-direita como de ultra-esquerda, em qualquer canto do mundo.

Esse é o inimigo ancestral que o povo sofredor da Ucrânia está enfrentando, com o habitual balanço de crimes contra a humanidade, como os conhecidos na primeira metade do século XX, nas mãos das utopias reacionárias do nazi-fascismo e do comunismo.

Dois séculos e meio após o nascimento das sociedades democráticas modernas, resultando em uma evolução impressionante, particularmente desde o final da Segunda Guerra Mundial , hoje elas são mais uma vez ameaçadas de fora, pelos delírios imperiais de Vladimir Putin e minadas por sua aliados dentro deles.

O peso milenar das sociedades arcaicas -principal insumo do autocrata russo-, com suas costumeiras consequências de desigualdades culturais, econômicas e sociais, é o que alimenta as utopias reacionárias que sobrevivem até hoje em grande parte do mundo, inclusive em nosso próprio país, considerada uma das poucas democracias plenas que existem no mundo.

Por su parte Francia, la patria de exilio de tantos compatriotas en tiempos de dictadura en Uruguay, hoy se encuentra amenazada por las fuerzas oscuras de las ideas de las sociedades arcaicas, encarnadas en la expresión política de Marine Le Pen, principal aliada de Vladimir Putin na Europa.

A França, no Ocidente, há dois séculos é considerada – incluindo Karl Marx – como precursora na prática da ação política moderna e Emmanuel Macron tem sido um corajoso inovador, nos últimos cinco anos, ao desfazer a falsa oposição secular entre esquerda e direita, demonstrando a estreita convergência entre as ideias de liberais e social-democratas. Tornou realidade as ideias de um dos fundadores do Partido Socialista Operário Espanhol, Indalecio Prieto, quando disse: “Sou socialista em virtude de ser liberal”.

Mas até 24 de abril de 2022, dois meses após a invasão russa da Ucrânia e quando a votação entre Emmanuel Macron e Marine Le Pen será realizada, as mulheres e homens livres do mundo estarão assistindo a luta desigual, mas louvável, entre democracias modernas sociedade e sociedade arcaica.

Shangrila, 15 de abril de 2022

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