Las puertas de AMÉRICA
Fecha: 1 diciembre, 2022

Por Luis Nieto

«Tenemos que ver la manera que Argentina se convierta de algún modo en una puerta de entrada para América Latina para que Rusia ingrese en la región de un modo más decidido», le ofreció el presidente de Argentina a Putin, a pocos días de comenzar la invasión de Ucrania, y cuando las tropas rusas se encontraban de maniobras, a pocos pasos de la frontera. Alberto Fernández se mostró «profundamente agradecido» a Rusia por el suministro de vacunas contra el coronavirus, en momentos que estas escaseaban, y le adelantó a Putin que su país ya estaba enviando partidas de Sputnik a otros países latinoamericanos.

A cada paso que da el presidente Alberto Fernández, hay, automáticamente, una segunda lectura que pone en duda la validez de sus actos, y hasta la de sus dichos. Lo sigue la sombra de Cristina Fernández de Kirchner, donde vaya y en cuanto diga. Frases grandilocuentes, como la citada ante Putin, a pocos días de iniciar una guerra injustificada, tiene más que ver con la voz de la sombra que sigue sus pasos que con la apatía del presidente argentino, que parece llenar sus horas de trabajo con zambas y chacareras.

Cristina Fernández está juzgada y jugada. Cuando todo esto acabe, y las puertas de América de cierren con la última bomba que caiga sobre los ucranianos, otro mundo emergerá de esta hecatombe injustificada. Pero en ese mundo será imposible entrar por la Puerta que Fernández le ofreció a Putin. Los charlatanes seguirán existiendo, pero estos que secundaron a Putin en la más peligrosa locura desde la Segunda Guerra Mundial, se irán sin gloria y sin lo que robaron, eso ya les está pasando. Para ellos no habrá una ¨Puerta de la Misericordia¨, que magistralmente describió nuestro compatriota Tomás de Mattos.

Así como las circunstancias emergentes harán imposible la vuelta de quienes saquearon Argentina, también se habrá acabado el talenteo para quienes hagan cálculos sobre la herencia política del peronismo en su actualización en modo Kirchner. Los argentinos, dentro de un año, tendrán la oportunidad de ponerse en línea con los países que están arriesgando las consecuencias de una guerra con la bomba nuclear sobre sus cabezas, o de los que han actuado con igual crueldad que los nazis, hasta de los que se han definido como neutrales. No puede haber neutralidad cuando un país es invadido, se le destruye toda la infraestructura civil, luz, agua, alimentos al comienzo de un invierno duro, como todos los inviernos ucranianos. No se puede ser neutral cuando se envía una oleada tras otra de drones ¨kamikaze¨, a demoler lo que encuentren enfrente, tanto da si es una escuela, un edificio de apartamentos, o un laboratorio de investigaciones oncológicas. La neutralidad tiene sus límites, la Argentina no puede aplicarlos, porque del país de las actuales víctimas ha llegado buena parte de su ciudadanía.

América es una tierra de oportunidades, como fue siempre, hasta a pesar de los avispados que la única oportunidad que buscan es la propia. No hubo casi cambios territoriales tras los límites que heredamos desde el inicio de las guerras de independencia. Esa es nuestra fortaleza. Europa no puede presumir de lo mismo. Es cierto que tenemos problemas, y no pocas muestras de discriminación y marginalidad se pueden encontrar por toda la región, pero tampoco escasean los avances. ¿Cómo no va a haber diferencias en Latinoamérica si ese proceso se desarrolla en sociedades republicanas y democráticas de forma simultánea?

Nuestro compatriota, Héctor Gros Espiell, siendo Secretario General para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina, impulsó la firma de los documentos concernientes a la prohibición de la posesión y uso de armas nucleares, que se expresaron en el Tratado de Tlatelolco y el Tratado de no proliferación de armas nucleares. América Latina está jurídicamente protegida por las obligaciones que al respecto han aceptado todos los Estados poseedores de armas nucleares que son Partes en el Protocolo Adicional 11 (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, de la que Rusia reclama ser heredera). Es este Protocolo el único Tratado internacional actualmente vigente en materia de desarme del que son Partes los cinco Estados poseedores de armas nucleares.

La sola mención de una posible guerra nuclear debería mover a los ciudadanos latinoamericanos a obligar a sus partidos parlamentarios y gobiernos, a tener una iniciativa clara y obligatoria. América Latina decidió blindarse jurídicamente frente a un evento de esta naturaleza. No se le puede abrir las puertas a quien ha amenazado, una y otra vez, con usar su arsenal nuclear si su integridad estuviese en riesgo. ¿Y quién fijaría ese eventual riesgo, que implicaría, según Putin, lanzar la primera bomba atómica?

El presidente Alberto Fernández no le puede agregar una angustia más a su ya atormentada ciudadanía, no debería perder el tiempo y hablar fuerte y claro para exigir una expresa negativa de parte de su amigo Putin, para recordarle que su promesa de abrirle las puertas de América Latina está sujeta a la aprobación del resto de los países soberanos, y que, en todo caso, debe dejar sus armas afuera. De ninguna manera Putin puede atravesar las puertas de un continente que Alberto Fernández se esmera en ignorar, a juzgar por la pésima administración que ha logrado el bochornoso primer lugar en cuanto a inflación, y a hundir a su pueblo en una miseria que está dejando atrás el 40% para acercarse al 50%, umbral que atravesará, por sus propios méritos, en algún momento del año próximo.

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The doors of AMERICA

As portas da AMÉRICA

Les portes de l’AMÉRIQUE

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