Por Hugo Burel
Populismo, polarización, posverdad. Esas tres palabras configuran el núcleo del análisis que el venezolano Moisés Naim realiza en su libro “La revancha de los poderosos”, que el sello Debate acaba de lanzar a librerías. Naim es escritor y periodista, doctorado en el Instituto Tecnológico de Massachusets y merecedor, en 2011, del Premio Ortega y Gasset, el galardón más importante del periodismo español. Entre 1989 y 1990 fue Ministro de Fomento de Venezuela y Director del Banco Central durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Naim es hoy uno de los principales analistas internacionales de El País de Madrid. Este breve resumen de su trayectoria basta para señalarlo como un hombre experiente y sin dudas de gran formación académica.
La lectura del libro de Naim me ha resultado reveladora en el sentido de encontrar un instrumento eficaz para el abordaje de tres temas que, en apariencia, parecen presentarse y funcionar de forma separada. La receta de “las tres P” que propone el autor para desarrollar su tesis, funciona para todo el espectro ideológico, desde la extrema izquierda a la extrema derecha. Desde Trump a Víctor Orbán, pasando por Chávez, Maduro y el inefable Berlusconi, la gama de ejemplos es abrumadora. La tesis de Naim plantea una inquietante descripción del mundo en que vivimos y un inventario apabullante sobre las amenazas que asedian a la democracia.
En la introducción del libro Naim afirma que en todo el mundo las sociedades libres se enfrentan a un enemigo nuevo e implacable que no tiene ejército ni armada, no procede de ningún país que se pueda señalar en un mapa y está en todas partes a la vez que en ninguna, porque no está ahí fuera, sino dentro de las sociedades. En lugar de amenazar a las democracias libres con la destrucción desde el exterior, como hicieron los nazis y los comunistas, la amenaza es corroerlas desde el interior.
¿Cuál es este nuevo enemigo que amenaza la libertad, la prosperidad y hasta la supervivencia de las sociedades democráticas? La respuesta que da Naim es el poder manifestado en una forma nueva y maligna. El autor consigna que en todas las épocas ha habido una o más formas de maldad política, pero la que se está viendo hoy es una variante revanchista que imita la democracia al tiempo que la socava y desprecia cualquier límite. Parece como si el poder político hubiera estudiado todos los métodos concebidos por las sociedades libres durante siglos para dominarlos y, después, contraatacar. Por eso el autor habla de la revancha de los poderosos.
Según Naim, el populismo, la polarización y la posverdad son en realidad estrategias. Sin embargo, hace falta algo más concreto que principios organizativos y grandes estrategias para alcanzar el poder. Los autócratas actuales necesitan también herramientas, técnicas psicológicas, comunicativas, tecnológicas, legales, electorales, financieras y organizativas para reafirmar su poder y protegerse de las fuerzas que los limitan. En buen romance, el autor describe unas estrategias que operan hoy en el mundo arropadas con insumos consistentes y eficaces. En ese escenario, Naim se pregunta: “¿Pueden sobrevivir las democracias a los ataques de unos aspirantes a autócratas empeñados en destruir los pesos y contrapesos que limitan su poder? ¿Cómo? ¿Por qué en algunos sitios el poder está concentrado mientras que, en otros, está dividiéndose y degradándose? Y la pregunta más importante: ¿qué futuro tiene la libertad?”
Las “P” de la tríada de estrategias que instrumentan esa amenaza son bien conocidas. El populismo ha sido definido de muchas maneras. Según Ernesto Laclau -gurú del Kichnerismo- para pensadores como la inglesa Margaret Canovan el hecho de que el populismo resalte la soberanía popular lo hace una expresión privilegiada de la democracia. Pero al mismo tiempo, los pensadores Koen Abst y Stefan Rummens ven la centralidad del líder y la mistificación de las masas como un grave problema que entorpece la democracia, ya que esta se caracteriza —siguiendo al filósofo francés Claude Lefort— como el acontecimiento que le otorga un lugar perpetuamente vacío al poder. En este mismo sentido, como lo han demostrado acontecimientos en Estados Unidos y Europa, el populismo no se inclina inexorablemente por alguna tendencia ideológica en concreto, mucho menos por algún modelo económico. En cambio, Para Naim al populismo hay que entenderlo sobre todo como una estrategia para obtener y ejercer el poder. Su atractivo es la versatilidad: el populismo como estrategia puede ser útil en una gran variedad de contextos y ser compatible con casi cualquier ideología de gobierno o con ninguna.
Con relación a la polarización, es una manera de referirse a la brecha de la que hoy se habla cada vez más, la distinción pueril entre buenos y malos o el nosotros y ellos al que las izquierdas y derechas radicales suelen apelar. La idea es dividir, separar, polarizar y enfrentar. Según Naim, la polarización elimina la posibilidad de las soluciones intermedias y obliga a todo el mundo y a todas las organizaciones a tomar partido, de un lado o del otro. Es, sin dudas, un operativo que simplifica la realidad y la ofrece en una opción siempre binaria y sin matices.
En lo referente a la tercera “P”, la de posverdad, muchos líderes no se limitan a mentir descaradamente, sino que niegan la existencia de una realidad independiente susceptible de verificación. Naim consigna que el primero en utilizar el concepto de «posverdad», en un artículo de 1992, fue el guionista y novelista serbio Steve Tesich. El principal objetivo de la posverdad no es que se acepten las mentiras como verdades, sino enturbiar las aguas hasta hacer que sea difícil distinguir la diferencia entre lo verdadero y lo falso. Obviamente, las redes son el principal caldo de cultivo para la posverdad.
En un tiempo de enconos políticos en los que la palabra “odio” se agrega como un insumo ideológico y cuando los grandes relatos han caído o están en crisis, el libro de Moisés Naim es un agudo ejercicio de lucidez para entender las amenazas a las que se expone la democracia republicana y liberal. Identificar en donde está hoy el poder y qué se propone es indispensable para no dejarse confundir por el barullo mediático y los falsos debates. Este libro debería ser leído por aquellos que todavía ven la realidad con el tamiz del prejuicio, el dogma o lisa y llanamente de la estupidez política. Ninguna democracia es inmune a la estrategia de las tres P y, si bien Uruguay aun parece estar a salvo de esa amenaza, el texto de Naim ofrece indicios para comprobar que por acá hace rato que perdimos la inocencia.